Al sur la de Isla del Olvido, bañada por las cálidas aguas del Mar de Libia. A los pies de las Montañas Blancas. Camuflada entre barrancos y ensenadas, se halla La Sfakia. Un lugar de encuentro para quien vaga...







lunes, 12 de marzo de 2012

Els Miserables


En medio de la vorágine desatada de reacciones inmediatas, y mediáticas, respecto a la convocatoria de huelga general, se está situando el foco en una suerte de plebiscito para los sindicatos. Sin embargo este debate, interesado, olvida lo más importante.Si bien es verdad que los sindicatos han perdido respresentatividad respecto a una generación atrás, la causa de lo cual radica, principalmente, en la evolución de los perfiles que conforman el mercado laboral, y la sociedad en su conjunto, y no tanto en una supuesta dejadez de la que tanto se les acusa, en una posición cada vez más precaria.
No es cuestión de destruir cualquiera de las pocos referentes sociales aún nos quedan. Eso es algo que no nos deberíamos permitir. Sí deberíamos, en cambio, construir nuevos referentes, que nos permitan dar respuesta a las mil dudas que nos atenazan, y vuelvan a articular discursos valientes en esta era de oscuridad.
Vivimos en un momento histórico, en el que se nos hace creer que estamos más conectados que nunca, con mayores posibilidades de entenderlo todo. Pero no es verdad, vivimos sumidos en una telaraña de estímulos que nos sobrecargan, nos asustan, nos alienan, nos distraen, nos enfadan, y nos utilizan.
Comprender es algo más que recibir información, si es que a lo que recibimos se le puede llamar así. Comprender es ejercer la capacidad de relacionar lo que pasa, de interpretar por qué las cosas son y, sobre todo, por qué se nos insiste en que son de determinada manera.
Vivimos sumidos en una inmediata reacción irreflexiva. Y en ese juego nos volvemos presa fácil, para quienes controlan los grandes focos de luz mediática. Que, en medio de esta oscuridad, apuntan su foco de falsa luz hacia la estúpida zanahoria, mientras ocultan las manos que tejen la realidad.

Quizás haya llegado la hora de reclamar la lucidez que nos pertenece. Como pueblo, como sociedad, como habitantes de un tiempo y un espacio que reclaman nuestra presencia. Y nos ruegan, y nos urgen, tras esa cortina velada de miedo y ceguera con la que se nos pretende envolver, que nos reencontremos.
Pues solo así, reclamando juntos, cara a cara, codo a codo, el futuro que pretender robarnos, nos haremos acreedores de la esperanza.
Ha llegado la hora de manifestar nuestra presencia. De poner rostro y voz a las infinitas necesidades que nos acucian, y reclamar el papel que en este teatro, habitado por demasiadas sombras, nos pertenece. Por eso es importante salir a la palestra. Emerger del anonimato y compartir con nuestros semejantes nuestra fuerza y nuestra solidaridad. Solo así recuperaremos la alegría, y no podrán arrebatárnosla.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales