Al sur la de Isla del Olvido, bañada por las cálidas aguas del Mar de Libia. A los pies de las Montañas Blancas. Camuflada entre barrancos y ensenadas, se halla La Sfakia. Un lugar de encuentro para quien vaga...







lunes, 13 de septiembre de 2010

Cuitas





Fuera la Vía Láctea sostiene la noche, dentro, entre las paredes, los muebles y las sombras, habita aún el calor del día. Ésta es una de esas horas sin nombre, uno de esos momentos que nos empujan a preguntarnos, qué hacemos aquí. Qué huella dejaremos, sobre la tierra oscura, cuando la lluvia del ocaso se desvanezca en la playa. No es fácil contestar a esa pregunta, la respuesta parece escaparse, deslizándose entre las esquinas. Nadie dijo que la vida fuera fácil, tampoco nadie supo explicar en qué consiste su peso, ése que, poco a poco y sin que nos demos cuenta, va minando aquellas esperanzas que tardan demasiado en dejar de anhelarse. Es curioso cómo, cuanto más se aleja uno de la inocencia, más difícil resulta no pensar en ella. Más complejo parece desentrañar el brillo de las estrellas. Más lejano se anuncia el final de la escalera. Por eso buscamos algo que hacer, para no hacer nada. Para no pensar, para seguir hacia delante, hacia ningún lugar. Por eso nos cuesta salir del orden de las rutinas, del descanso del espacio ordenado por el tiempo, por el devenir predecible y unificador de aquéllo que convenimos en llamar día a día.

Mientras pienso mis cuitas ¿por quién tañen las campanas?


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales