Carta abierta a la Plataforma Todos con Aminatou:
Sras. y Sres. de Todos con Aminatou.
Desde aquí enviarle a la sra. Aminatou mi más sentido apoyo. Por su lucha, por la suya personal y por la de todos aquellos a los que representa, el Pueblo Saharaui. Por su pueblo, que en última instancia, somos todos nosotros. La conciencia de las personas son la conciencia de la Humanidad. Considero que su pueblo la necesita. Creo que la necesitamos más viva que muerta. Pienso que su desaparición, tan sólo beneficiaría a la injusticia que la ha llevado a su situación actual. No ya, a la de su huelga de hambre, sino a la de tener que pelear por unos derechos, que son legítimamente suyos como ciudadana de un territorio, reconocido como soberano por una resolución de la ONU.
Durante todos estos días son muchos los comentarios, la presencia de su situación, como noticia de portada de los medios de comunicación. Unos medios, que no tardarían en olvidarla, si muere. Los medios, de una sociedad, dispuesta sólo a atender a lo inmediato. Y cuya demanda constante e irrefrenable de estímulos, condena al ostracismo a todo aquello que no se asocia a ese término, de estúpido y ciego uso, llamado actualidad.
Desde aquí, desde la distancia. Desde la escasa incidencia e influencia de un ciudadano anónimo, me cuestino y se lo hago llegar a ustedes.
Como plataformas de apoyo a la sra. Aminatou, ¿la estamos ayudando en este punto de la situación? Por supuesto, que son las personas que crean foros, las que buscan generar apoyos para ella, influencias que ejerzan presión y desbloqueen su situación, en definitiva, aquellas personas que se están implicando más en su caso, quienes mayor y mejor panorámica sobre éste pueden tener. Sin embargo, uno no puede dejar de preguntarse ¿Hasta qué punto el entusiasmo, por ver cómo alguien se muestra firme frente a la injusticia, cómo alguien se niega a transigir frente a la sobervia de un poder criminal, nos puede llevar a convertir a esa persona en un personaje? ¿Nos puede llevar, a pesar de nuestras mejores intenciones, a utilizarla para exocirtar nuestras propias ansias de redención, nuestra imagen de cómo las personas deberíamos elevar nuestro coraje?
Es ella quién no está comiendo. Es ella quién se está muriendo. Son sus hijos quiénes van a perder a su madre. Quién los va a amparar después. Quién va resarcirlos de la pérdida.
¿Qué inlfuencia tendrá la sra. Aminatou, cuando, dos, tres años después nadie, de los poderosos, quiera recordar su muerte?
En mi opinión, la sra. Aminatou, antes de se una importantísima activista, es una persona. Qué miedos albergará su corazón, cada noche, tras otro día sin comer. ¿Quién está compartiendo ese espacio de vacío con ella? En mi opinión, nadie. Nadie, de aquellos que le envuelven, está en huelga de hambre.
En nuestro apoyo a la sra. Haidar, ¿estamos contribuyendo a abocarla hacia un callejón sin salida?
Con qué fin.
Pienso que las personas que rodean a la sra. Aminatou deberían plantearse estas cuestiones.
Muchas gracias.
Un fuerte abrazo para todos, en especial para la sra. Aminatou
Germà G. R.
Isla de La Palma, a 11 diciembre de 2009.
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